miércoles, 14 de junio de 2017

La Caída de la Casa Usher de Edgar Allan Poe: indicios del derrumbe

Los tres indicios que tienen directa relación con el derrumbamiento de la casa de Usher son los siguientes: el aspecto físico y deteriorado de la casa; enfermedad de Lady Madeline y la enfermedad de Roderick Usher, los cuales desembocarán en el derrumbe literal de la morada.
El narrador describe la casa que, además de ser excesivamente antigua transmitía una sensación de tristeza. Sus ventanas se podían asimilar a ojos vacíos, los árboles están marchitos, los juncos eran siniestros, excesivamente antigua. Había algunos detalles que podrían anunciar su caída: “aparte de este indicio de la ruina general la fábrica deba pocas señales de inestabilidad. Quizá el ojo de un observador minucioso hubiera podido descubrir una fisura apenas perceptible que, extendiéndose desde el tejado del edificio, en el frente, se abría camino pared abajo, en zig-zag, hasta perderse en las sombrías aguas del estanque” (172).
La enfermedad de Lady Madeline era la catalepsia “Una apatía permanente, un agotamiento gradual de su persona y frecuentes aunque transitorios accesos de carácter parcialmente cataléptico eran el diagnostico insólito” (175). Su hermano dice que ella es tiernamente querida, una víctima de una cruel enfermedad que pronto la llevará a su tumba.
Roderick, por su parte, también padece de enfermedades y malestares del alma y por lo mismo llama e invita a su amigo a la casa. Tiene una tez cadavérica, habla ronco, y, sin más ni menos, es un hipocondriaco, le aterra el futuro. No queda claro en el cuento si Roderick amortaja a su hermana a propósito o si realmente (e inocentemente) creyó que estaba muerta. Lo que sí es cierto es que, luego de haberla dejado encerrado en la cripta con la ayuda del narrador, su locura se intensifica a mediado de que van escuchado los ruidos. Dice el narrador: “Y entonces, transcurridos algunos días de amarga pena, sobrevino un cambio visible en las características del desorden mental de mi amigo” (178).

No es coincidencia que en el cuento existan múltiples atisbos que anuncien lo que pasará, pareciera ser que todo desemboca en la caída de la casa. Por ejemplo, la rapsodia, que, según el narrador, era una muestra acabada de la conciencia de Usher, la cual, utilizando un lenguaje retórico indica que la casa caerá y por supuesto, junto a él y a su hermana. Esta trata de un pasado glorioso, que puede interpretarse con directa relación a la distinguida y venerada familia Usher, pero que de un momento a otro comenzó a debilitarse pues “criaturas malignas invadieron, vestidas de tristeza, aquel dominio” (176), criaturas o energías que según Roderick tenían influencia de lo material de la casa al espíritu de sus habitantes. Esta información toma sentido cuando el narrador confiesa: “iba advirtiendo con amargura la futileza de todo intento de alegrar un espíritu cuya oscuridad como una casualidad positiva, inherente, se derramaba sobre todos los objetos del universo, físico y moral, en una incesante irradiación de tinieblas” (175), es decir el ambiente, la atmósfera se encuentran como elementos intensificadores en el temple enfermizo de los hermanos, concluyendo tanto en el derrumbamiento de lo material, que es el aspecto físico y la forma, en conjunto con la sustancia, que es el espíritu de los últimos de la raza Usher.

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